La fiebre del póquer cuenta cómo las casas internacionales de apuestas han visto en España un mercado emergente al que aguarda un futuro de esplendor.

Por eso no escatiman en publicitar este juego como todo un deporte de agilidad mental, de estrategia y de cálculos matemáticos. Y la treta ha cosechado sus frutos, porque cada día miles de jugadores nuevos se incorporan a la red, siguiendo a las figuras mediáticas de la actualidad y a los programas de televisión que promocionan este negocio.

Las asociaciones contra la ludopatía advierten del peligro que conlleva el lavado de cara que se hace del póquer y de su accesibilidad, en especial a través de internet. Aseguran que la mayor parte de los ludópatas actuales tienen problemas de póquer y son jóvenes de entre veinte y treinta años. Algo impensable hace tan solo un par de décadas.

Hoy juegan al póquer, estudiantes y médicos, amas de casas, jubilados y arquitectos. La fiebre del póquer recoge los testimonios de estas personas, aficionados de todo tipo y condición, que un día comenzaron a apostar una pequeña cantidad de dinero, atraídos por simples y efectivas argucias como "juega gratis y engánchate".